DE SAN PEDRO A SAN SEBASTIÁN

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En la parte oriental de Guipúzcoa se encuentra San Pedro. Es uno de los cuatro núcleos de población que conforman el municipio de Pasajes (los otros son San Juan, Ancho y Trincherpe). El conjunto de la población se articula en torno al puerto de Pasajes.

San Pedro tiene un antiguo pasado marinero y fue un lugar próspero y con alto nivel económico. Gracias a su flota pesquera y a productos como el bacalao se convirtió en la zona más próspera de Guipúzcoa durante los años 60 y 70 del pasado siglo. Esta zona llego a ser conocida como la «ciudad del dólar».  Hoy, estos días de esplendor económico pasaron y el reflejo de la pasión por la mar se ve en los fornidos remeros que bogan en la trainera local conocida como «La Libia». Si alguno se lo está preguntando, no,  no estaban patrocinados por Gadafi , porque de haber sido así, en vez de camiseta  morada, los remeros habrían vestido con amplias túnicas de alegres colores y sombreros estilo militar-operístico, poco aptos para la práctica deportiva. Eso sí , hubieran ganado el premio al estilismo en todas las regatas.

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Esforzados remeros bogando en la cresta de la ola.
Foto: Angi Gomal

INICIO DE LA RUTA:

Ésta será la segunda etapa de nuestro recorrido senderista por la costa de Guipúzcoa, son once kilómetros por el monte Ulía. Para llegar a San Pedro en transporte público, las posibilidades son múltiples. Un autobús enlaza directamente San Sebastián/Ñoñosti con San Pedro. Con cercanías de Renfe podemos utilizar el apeadero de «Herrera» para iniciar la excursión. También nos sirve la estación de «Herrera» del ferrocarril de vía estrecha de Euskotren, conocido como «el Topo» por su manía de ir bajo tierra.

En esta etapa de nuestro recorrido por la costa caminaremos por el monte Ulía y gozaremos de sus acantilados. Caminamos por el puerto. Enfrente tenemos Pasajes de San Juan /Donibane. Al final del paseo surgen unas escaleras.Comenzamos a subir por las pinas escalerillas que pasan junto al faro zenoko zuloa y que nos llevarán hasta el Faro de La Plata. Asentado sobre la roca nos recuerda al castillo de un belén.

Faro de Zenoko Zuloa y escaleras que ascienden al Faro de La Plata.
Foto: Angi Gomal

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El faro de La Plata se erige en vigilante del puerto.
Foto: Angi Gomal

Desde aquí empieza nuestro camino con vistas al mar abierto. Debemos seguir las balizas rojas y blancas del GR121 «Vuelta a Guipúzcoa». También nos encontraremos con las flechas amarillas del Camino de Santiago, que nos acompañan para luego desviarse de nuestra ruta.

El camino es fácil y con espectaculares vistas al bravo Cantábrico. El Faro de La Plata queda a nuestras espaldas y podemos observar como está enclavado en lo alto de un acantilado.

El Faro de la Plata se asoma al abismo.
Foto: Angi Gomal

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Acueducto no romano.
Foto: Angi Gomal

Al aproximarnos a cala Illurguita se nos presentan dos posibilidades de seguir la ruta. Una es continuar por las marcas del GR121, y la otra es seguir las marcas en forma de botas amarillas hechas por el club vasco de camping.

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Marcas del GR121 y botas amarillas del cub vasco de camping.
Foto: Angi Gomal

Camino del GR121.

Seguimos de frente el camino. El mar queda a la derecha y por momentos se nos oculta entre la frondosa vegetación. Caminamos por un pasillo vegetal sin grandes desniveles ni dificultades. Aunque no gocemos de la cercanía del mar es una opción agradable y sombría para los días de calor. Menos mal que el Gobierno no recorta la sombra (de momento)

Cala Illurguita.
Foto: Angi Gomal

Sendero club vasco de camping.

Al llega a cala Illurguita vemos a la derecha las marcas en amarillo que nos llevan a caminar más cerca de la costa. El recorrido tiene algunas subidas y bajadas, pero nos permite disfrutar de la proximidad del mar y de sus vistas. Paseamos pegados a la costa y podremos ver algunas de las caprichosas formas que la erosión crea en la piedra arenisca.

La mar cincela sus fantasías.
Foto: Angi Gomal

Tras subir una pequeña cuesta nos volvemos a encontrar con las balizas rojas y amarillas del GR121. El final del paseo está próximo. Antes podemos asomarnos al mirador donde se enseñorean las gaviotas y se abre un vertical acantilado.Un sendero empedrado nos conduce hacia el final de nuestro camino. Queda poco, el bullicio de la ciudad es un lejano rumor, disfrutemos del momento.

Como a Dorothy camino de Oz, unas baldosas nos llevan al final del camino.
Foto: Angi Gomal

Ya sólo nos que descender al barrio de Gros y remojar nuestros fatigados pies en la playa.

El dios Helios hiere a la Bestia Granítica con sus rayos.
Foto: Angi Gomal

Paya de la Zurriola desde el monte Ulía.
Foto: Angi Gomal